sábado, 22 de febrero de 2014

"La ciudad y los perros" - Mario Vargas Llosa.





Obra: "La ciudad y los perros".
Autor: Mario Vargas Llosa.
Género: Novela (realismo).
Año: 1963.
Páginas: 352.


La ciudad y los perros se adentra en un colegio militar llamado Leoncio Prado, donde los chicos internos reciben instrucción militar y formación escolar, viéndose obligados a seguir códigos de conductas y a cumplir leyes muy severas.
Se narran diferentes historias de unos muchachos que descubren y tienen que aprender a convivir con una forma de vida alienante que no les permite desarrollarse como personas y donde se les somete y humilla. No obstante, a través de este sistema, algunos encuentran la fortaleza necesaria para asumir sus retos.
 
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Mi calificación: 10/10.

Un rotundo 10 para esta magnífica obra.
El argumento es simple: la novela se centra casi por completo en las vivencias de un grupo de adolescentes en el colegio militar Leoncio Prado. Es una institución sumamente brutal y violenta, que trata de educar a los jóvenes a base de castigos físicos y otras formas denigrantes por parte de los tenientes y oficiales. Los correctivos dentro de ese internado incluían desde la reclusión en el fin de semana (días que tenían libres para visitar sus casas), hasta el confinamiento temporal en celdas, pasando por golpes, patadas y gritos.
Por si eso no bastara, los muchachos recién ingresados que pasan por su primer año son víctimas de agresiones por los alumnos del último año, quienes los "bautizan" humillándolos a su gusto, llamándolos "perros" y haciéndoles pasar mil vejaciones, como si fuera una tradición secreta del colegio que se repetía ciclo tras ciclo.


La novela comienza a media trama, de modo que constantemente tenemos flashbacks de cuando nuestros personajes principales pasaron por la etapa de ser "los perros" del colegio, hasta la actualidad en donde ellos cursan ya el último año. Varios de estos alumnos conforman una "organización secreta" llamada El Círculo, que originalmente formaron para unirse contra los alumnos más grandes y resistir sus ataques, y que actualmente es sólo un grupito de muchachos que meten cigarrillos y naipes de contrabando al colegio.
La mayoría de los personajes no tienen nombre. El autor los nombra por sus motes: "El Jaguar" (el más fuerte y dominante de los muchachos), "El esclavo" (un chico del que todos abusan y humillan), "El poeta", "El Boa", "El Rulos", entre otros. Descubriremos así que cada uno cumple con una función exacta en la historia, con intervenciones precisas que enmarañan la trama y terminan haciéndola sencillamente exquisita.

El verdadero nudo comienza cuando en una práctica militar en descampado, uno de los alumnos muere aparentemente por un accidente; sin embargo uno de los compañeros sabe la verdad... y entonces la trama se tensa a un punto increíble, dado que la acusación del supuestos sospechoso supondría su expulsión y procesamiento por asesinato... pero de no ser cierta la teoría, dicho alumno "soplón" recibiría todo el castigo por poner en tela de juicio el prestigio del colegio.

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Este libro es cruel. Es grotesco, es violento y crudo. No es sólo la primera novela del célebre autor peruano: también es su libro más oscuro y terrible. Por supuesto, basado medianamente en sus propias vivencias reales como colegial.
El libro es ensalzado hasta las cumbres por ser revolucionario en su época. No es difícil decir que marcó un parteaguas en la literatura latinoamericana y, mucho más concretamente, en la peruana.
Los recursos literarios utilizados en esta novela son extraordinarios.
Vargas Llosa no teme utilizar los saltos de historia para irnos planteando la idea principal, armada como un rompecabezas por diversos narradores en diferentes tiempos. En la novela tenemos tres narradores básicos: uno es el Esclavo, otro es el Poeta y uno más permanece misterioso hasta el final del libro.
De pronto tenemos flashbacks tremendos, saltos de un episodio a otro de la niñez de alguno de los internos hasta la actualidad narrada por otro más, seguido de una remembranza de su primer año de estancia por otro narrador.
Los monólogos internos de el Boa son exquisitos. Hay algunos episodios de la obra que son narradas por este personaje secundario, quien cuenta todo a vuelapluma, sin detenerse en nada, como si todo lo estuviese contando oralmente a su perrita, con naturalidad extraordinaria.

Las inquietudes atemporales de cualquier estudiante en una institución militar quedan impresas en este libro. Ya desde entonces se aborda el trillado tema del bullying, cuando aún no existía ese término pero sí dichas conductas. No falta el personaje fanfarrón, no falta tampoco el que le sigue la corriente a éste, ni tampoco el temeroso de todo. Todos ellos doblegados parcialmente por el teniente Gamboa, aunque a sus espaldas haciendo todo lo prohibido por el reglamento: romper normas por el simple hecho de existir, por estar cansados de los abusos.

Quiero advertir algo. Desde el principio nos sumergen a la mitad de la historia: la primera página ya narra cómo uno de los muchachos, Cava, es el designado al azar en el Círculo para que vaya a robar las respuestas de un examen de Química que aplicarían al día siguiente. Sin embargo, también ahí comienzan unos saltos de tiempo tremendos, sin explicación, que podrían confundir al lector inexperto pero que supone todo un reto para cualquiera. Al principio es difícil acostumbrarse, ya que tienes que intuir por ti mismo quién es el que narra ahora y en qué momento, situación y escena lo está haciendo. No es sino a partir de las cien páginas que comienza al fin la narración lineal e intensa, pues con la muerte del interno el punto álgido se muestra finalmente.

Esta obra no tiene un solo punto malo, a mi gusto. Si te aburres o no lo entiendes, es más tu problema de falta de paciencia. Es una obra que necesitarás quizá leer dos veces, pero que te dejará con un gran sabor de boca. ¡Ah! Lo olvidaba, el final es increíble, porque Vargas Llosa nos engaña con absoluta maestría sobre uno de los narradores sin darnos el nombre del sujeto hasta las últimas páginas. Será muy normal que te des una palmada en la frente por no haber adivinado antes hacia dónde iba encaminada esa historia alterna que se va intercalando junto a las vivencias del colegio militar.

Si has escuchado sobre Vargas Llosa y no sabes cómo empezar a leerlo, no lo dudes: comienza por "La ciudad y los perros".

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